22.2.07

Guitar soul

(Nada más que añadir...)



Es mi vida, es mi sangre...
Es mi perdición.
Es un vicio
que huele a rocanrol.


Platero y Tú,
Esa chica tan cara



Bajando las manos, despacio, por sus dos pares de curvas asesinas, y siguiendo más abajo -siempre más abajo-, hasta donde podrías juntar ambas palmas para rezarle un ábrete sésamo sin dioses de por medio, encuentras ese lugar donde la naturaleza, por puro capricho, ha decidido esconder la octava maravilla del día.

Desabrochas sus botones, sin prisa, como el que tiene (y lo tienes) todo el tiempo del mundo, para dejar al aire, desnudo, ese pequeño zulo que esconde todo un oasis de antibanalidad. Y entonces, como en una ceremonia solemne, hundes tus dedos en su alma, hasta notar que todo encaja, y giras todo tú, en un movimiento estudiado: tan despacio que parecería que sólo te mantienes ahí, cristalizado ante ella, esperando a que llegue ese momento (que llega) en que su espinazo se comba imperceptiblemente, como en un espasmo fantasma, un jadeo invisible, para unirlo todo -tus manos, su cuerpo; tus oídos, su gemido- un segundo y desunirlo para siempre en un Mi a pelo y desafinado. Y luego... No hay un luego.