<<Cuando hay que estar atento a este tipo de cosas, a los meros incidentes de la superficie, la realidad -la realidad, os digo-, se desvanece. La auténtica verdad está escondida; gracias a Dios, gracias a Dios. Aún así, yo la sentía igualmente, sentía a menudo su misteriosa quietud observando mis travesuras...>>
CONRAD, J., El corazón de las tinieblas, 1899
Hay pocos lugares en el mundo donde el viento sepa a vino blanco.
Sus habitantes, misteriosamente, se conocen sin saberlo.
Sus habitantes, misteriosamente, se conocen sin saberlo.