13.12.06

Historias que sólo son historias


¿El capitán? ¿Se refiere al viejo Jimmy? Claro que le conozco. Vive en la antigua hacienda de los Hawkins, a menos de una hora a pie de aquí.
Bueno... Hace años que no le vemos, pero tiene una criada que viene a la fonda y va. No habla inglés ni español, así que, realmente, nadie sabe cómo le van las cosas. Imagino que mal. ¿Sabe? Cuando llegó aquí ya estaba retirado. Venía buscando a su hijo Peter. Al parecer, él también fue capitán. Nada menos que veintisiete navíos españoles, que se dice pronto, hundidos al servicio de su majestad. Y desapareció un buen día, sin más. Yo ayudé a Jimmy a reclutar su tripulación. Compró una carabela vieja. Portuguesa. Y marchó al sur, rumbo al Arrecife del Diablo. Luego... Nadie sabe qué ocurrió.

Pero bueno, ¿quiere algo de beber? ¡Ismael! ¡Trae dos jarras de grog! Ismael llegó un día al puerto, flotando sobre el trinquete roto de un ballenero... Holandés, creo. No habla; sólo se encarga de la taberna. ¿Qué? ¡Ah, sí! El capitán...

Volvieron a los ocho meses. En realidad, volvieron muy pocos. Casi todos se marcharon de este lugar escasos días más tarde. Recogieron lo indispensable y andando: al Brasil. O de vuelta a Irlanda, alguno. El capitán pasó semanas viniendo aquí todas las noches. Se sentaba en aquella esquina de allí, y bebía. Él solo. Yo sabía que acabaría mal. Se lo decía siempre a Ismael. ¿Verdad, viejo? Traté de hablar con él, una vez, pero sólo repetía <<Mi pobre Peter... Qué te han hecho, Peter...>> y rascaba los arañazos del barril de amontillado que había antes junto a esa ventana. Se lo vendimos a un francés por cien reales de vellón españoles. Mucha tela. Al parecer era de una reserva corsa que había desaparecido, y lo iba a vender como antigüedad. Pero bueno: el capitán. Recuerdo que ya no era capaz de sostener la mirada con nadie. Ni para pedir más ron, ¿me entiende? Joder, el pobre Jimmy... Lo sabía, le iba a ir mal. Intenté decírselo. Y simplemente, un buen día, dejó de venir. Me dijeron que había vendido el barco a un genovés, y que se había comprado una hacienda pequeña, tierra adentro. Con negros. Que no me preocupara por él.

¿Qué? ¿Que quiere hablar con él? Usted mismo. No creo ni que le reciba. Pero, ¿sabe?, me ha caído bien. Dígale que va de parte de su viejo amigo John. John Silver. Me recordará como el Largo. Y... Un consejo: no lleve reloj. Y tampoco le mire a la mano. ¿Que por qué?




¿Y quién quiere ser el malo? James Hook no.