23.2.09

The way I drink the blues

(Cognilingus)

Un mundo no es una mera agrupación de cosas presentes contables o incontables, conocidas o desconocidas. Un mundo tampoco es un marco únicamente imaginario y supuesto para englobar la suma de las cosas dadas. Un mundo hace mundo y tiene más ser que todo lo aprensible y perceptible que consideramos nuestro hogar. Un mundo no es un objeto que se encuentre frente a nosotros y pueda ser contemplado. Un mundo es lo inobjetivo a lo que estamos sometidos mientras las vías del nacimiento y la muerte, la bendición y la maldición nos mantengan arrobados en el ser. Donde se toman las decisiones más esenciales de nuestra historia, que nosotros aceptamos o desechamos, que no tenemos en cuenta o que volvemos a replantear, allí, el mundo hace mundo.

HEIDEGGER, M., El origen de la obra de arte, 1935.

Somebody help me:
Lord, I'm in misery...
I had enough of the blues,
but the blues ain't had enough of me.


Gary Moore,
Enough of the blues


Porque estás hecha de mí. Y sabes a una extraña derrota. A libertad desoladora y asfixiante de mañana de domingo; a esa culpa naciente tras asesinar el idilio burgués de unos padres jóvenes, que pasean por el parque, con tu presencia que hiede a tierra seca y whisky solo. Y después sabes a matadero y a pólvora quemada.

Porque no quieres saber a qué sabe saberse sabida, pero sabes que -aunque sólo sea en eso- te sé. Por eso no hay mundo.

9.1.09

The man with the harmonica

(Wille zur macht)


¡Morir por la patria, por una idea! No, eso es una simpleza. Incluso en el frente, de lo que se trata es de matar... Morir no es nada, no existe. Nadie puede imaginar su propia muerte. Matar es la cuestión. Ésa es la frontera que hay que atravesar. Sí, es un acto concreto de tu voluntad, porque con él das vida a tu voluntad en otro hombre.

De la carta de un joven voluntario de la República Social Fascista,
PAVONE, C., Una guerra civile: Saggio storico sulla moralità..., 1991.


Entre mis adioses hace tiempo nunca hubo un adiós a las armas.

24.9.08

Chaotic engines

(Alétheia)


Había muchas cosas que nos tentaban a hacer un alto en el camino: las observábamos y luego reemprendíamos la marcha. Siempre llega el momento de partir. Las niñas llevaban blancos vestidos de fiesta y zapatos negros, también de fiesta, para que los forasteros pudieran darse cuenta inmediatamente de lo bonitas que eran. "Tenemos que irnos, niñas", decía. Y nos marchábamos.

VONNEGUT, K., Matadero cinco, 1969


See the blind man,
shooting at the world
bullets flying taking toll.

Deep Purple,
Child in time


Te busco como los cochinos a las trufas. Entre raíces ya añejas, amargas, reinventándote en el mismo barro de siempre donde nunca apareces. Entonces, con tu piel ya marcada por el vapor de mi aliento, te escapas. Te escapas justo cuando mi saliva ha tomado posesión de tu carne, cuando eres mía, dejándome masticar terrones apelmazados de cualquier cosa. Te me arrancas, huyes de mi boca traicionándonos a ambos. Y vuelvo a empezar: te busco como los cochinos a las trufas... Y me pudro de hambre entre encinares que se visten de blanco sin saber por qué.


Alétheia sube las escaleras con las bolsas de la compra.
Desaparece en algún punto entre el felpudo y la cocina.