7.6.09

The piano string murder

(First degree timecide)



Vaya pesadilla, corriendo con una bestia detrás...
Dime que es mentira todo: un sueño tonto y no más.
Me da miedo la enormidad donde nadie oye mi voz.

[...]
Creo en los fantasmas terribles de algún extraño lugar
y en mis tonterías para hacer tu risa estallar.


Antonio Vega,
Lucha de gigantes


De noche, los adoquines son silencios ennegrecidos por un juramento cómplice. Pasar entre ellos es abrirse paso a través de una multitud callada, que se siente ofendida por la ausencia del respeto debido a quién sabe qué; las grietas entre ellos me devorarían, rabiosas, si no estuvieran rellenas de un cemento dictador que las retiene encadenadas en las profundidades...

Un via crucis de colillas mal apagadas guía pasos como sacrilegios. Y todo es luz eléctrica, luz eléctrica y aguas fecales, corriendo por las duras venas subterráneas de una ciudad a punto de cortárselas.

1.6.09

Many shades of blood

(Mad dog's blues)



In a white room with black curtains near the station,
blackroof country, no gold pavements, tired starlings.
Silver horses ran down moonbeams in your dark eyes.
Dawnlight smiles on you leaving, my contentment.


Cream,
White Room


La mañana después de ti, la ducha es una cámara de gas.

Como un serial killer que rodeado de un silencio ritual -roto tan solo por el correr del agua- repasa con un estropajo su cuchillo, arrancando los coágulos y borrando las vetas dibujadas por la sangre a lo largo de la hoja. Alejándose lo indecible de sí mismo con cada golpe de muñeca. Cada caño que resbala por la piel se convierte en una lluvia de eslabones de cadena, pesados, que laceran la espalda con su óxido y se hunden dentro del cuerpo, hasta las entrañas, para empezar a devorarlo todo como ratas hambrientas.



La mañana después de ti, ducharse es un suicidio políticamente correcto.